El mural cerámico parte de una idea propuesta, cuya respuesta es un anteproyecto (bocetos, croquis) que va madurando y que una vez definido es ampliado al tamaño requerido.
Siempre se modula según el tipo de pieza cerámica que vamos a utilizar - generalmente de 20x20 cm.- cuidando que las juntas entre ellas no "dañen" el modelo cruzando por lugares poco convenientes: letras, rostros (ojos), etc.
Una vez volcado el dibujo ampliado a las piezas cerámicas se procede a darle color (pincel, espátula, esfumado) y se hornea a 750°C, temperatura que funde el esmalte integrándolo a los colores aplicados.
El resultado es el diseño original en un mural de varias piezas, que una vez colocado sobre la pared, muro, paramento, resulta inalterable, no requiere mantenimiento alguno y si bien puede ubicárselo en interiores, generalmente - como vemos en las fotografías - van colocados en fachadas, parques, expuestos sin inconveniente a la intemperie.
Finalmente se le coloca una moldura perimetral que puede ser de mármol, cerámica, madera, que le otorga mayor nivel de terminación.